El tiempo nos marca a veces para siempre, convirtiendo nuestra piel en el lienzo en el que se resume nuestra vida. Es una obra cargada de memoria, absolutamente simbólica y que conforma nuestra biografía. Cada arruga, cada marca, cada cicatriz, es la fotografía de un momento, de una relación, del placer o del dolor, que se muestran sobre la superficie de nosotros mismos, sobre nuestra piel. Las marcas de nuestra vida quedan en la memoria, pero quedan también sobre la piel, “es la vida la que va escribiendo sobre nosotros y nosotros solamente vamos interpretando el único papel de vivir.”

Sin embargo el hombre siempre ha querido ser parte de la historia, y sobre todo de su propia historia. Queremos aclarar, definir, escribir con detalles lo que queremos que se comprenda de nosotros mismos. La pintura corporal de las tribus primitivas y el maquillaje de las tribus modernas tienen la misma meta, por más que sea en diferentes dimensiones, con lenguajes e idiomas diferentes, definen determinadas actitudes: caza, sacrificio, iniciación…

Hay distintos tipos de marcas (tatuajes, adornos, pintura) que el hombre ha grabado sobre su cuerpo. Todas tienen en común el gesto de apropiación del propio cuerpo. Así la pintura sobre el cuerpo pasa a formar parte de un conjunto de prácticas relacionado con el poder del hombre sobre su cuerpo. Este cuerpo, que nos ha sido dado sin poder elegirlo, puede ser tomado por nosotros, decidir sobre él y adaptarlo a nuestros deseos.

El cuerpo marcado, pintado, tatuado, es solamente un cuerpo con historia. Con una historia que cuenta para el que la quiera leer. Para que el arte suceda, éste no puede estar vacío de significado. El cuerpo pintado inevitablemente está diciendo algo. El arte del body painting posee características contradictorias que se complementan: es para siempre (registrado en fotografías, video) y es efímero.

Se escribe sobre el cuerpo, se marca el cuerpo, pero los artistas marcan, pintan también en el cuerpo pintado, en la representación de esos cuerpos. Son marcas en un cuerpo de ficción, no en el real, por lo que se pueden repetir, variar y seriar.

El body painting es una manera más de comprobar que podemos ser dueños del propio cuerpo y ser capaces de modificarlo. Apropiarnos de ese envase que es carne y sangre y transformarlo en signo de nuestra identidad. El cuerpo es todo lo que somos. El cuerpo habla.


(Ideas tomadas de Revista Exit y de El libro del Tatuaje – A.Nachon/D.Sasturain)

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Body Art - Edgardo Cánepa